Principales conclusiones
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- Confía en tus instintos. Sé paciente y honesto contigo mismo.
- Ten paciencia con los demás; puede que no siempre tengan la mejor reacción, el mejor momento o la mejor percepción de lo que estás experimentando.
- Gestiona tus expectativas con una lista física de tareas y conversaciones con tus compañeros de trabajo.
- A veces está bien alejarse de los problemas.
Encontrar la nueva normalidad tras el alta hospitalaria
Tras sufrir una parada cardiaca súbita, la vuelta a la rutina y a la normalidad de las actividades cotidianas puede llevar algún tiempo. Esto incluye volver a los entornos sociales preferidos y al trabajo. Dependiendo de la gravedad de la lesión cerebral provocada por la parada cardiaca, la reintegración puede llevar algún tiempo, pero es posible. Puede que no sea un camino completamente recto, así que tómatelo con calma y date tiempo para volver a la normalidad.
Entornos sociales
Es posible que te sientas frustrado o abrumado en entornos sociales. Cosas como repetir tu historia o sentir que la gente no entiende por lo que has pasado pueden ser difíciles de manejar.
También puede sentirse como una obligación educar a la gente sobre la diferencia entre una parada cardiaca y un infarto; repetir constantemente esta información puede parecer una gran tarea.
Está bien que seas selectivo a la hora de compartir tu historia personal y con quién la compartes. También está bien limitar los detalles que compartes. No es tu responsabilidad educar a todo el mundo sobre lo que te ocurrió.
Comprende que la mayoría de ellos quieren apoyarte, pero para algunos puede resultar difícil asimilar esta información. Puede que no sepan exactamente cómo reaccionar o qué decir. Ten paciencia con ellos.
También está bien escucharse a uno mismo y poner límites a las interacciones sociales. Puede que no te sientas tan cómodo como antes en una sala llena de gente. También puede parecer frustrante que situaciones que antes te daban energía ahora te resulten agotadoras. Es duro experimentar este cambio en tus reacciones ante las situaciones sociales, pero no significa que te vayas a sentir así para siempre. Permítete pasar menos tiempo en grupos grandes si es necesario. Cuando necesites marcharte, no pasa nada.
Planificar actividades sociales, planificar viajes o centrarse en tareas que antes le resultaban fáciles puede parecerle ahora abrumador. Puede resultar difícil priorizar tareas o centrarse en una gran lista de tareas pendientes en la cabeza.
Puede ser útil escribir físicamente las tareas que tienes que hacer en un día, en una semana, en un mes y en un año. Después de escribirlas, asígnalas a ti mismo en diferentes fechas. Esta técnica te permite sacarlas de la cabeza y ponerlas por escrito para que no se te olviden. Puedes volver a ellos más tarde.
No tengas miedo de confiar en tus allegados y hacerles saber en qué punto te encuentras. Puedes pedirles un poco más de ayuda para completar tareas o algo más de tiempo para hacer las cosas. A veces puede parecer una carga pedir ayuda a las personas cercanas, pero no es cierto. A menudo, los que te rodean quieren ayudarte pero no saben cómo. Pedirles que te escuchen es un regalo que os podéis hacer los unos a los otros.
Entornos de trabajo
Si puede tomarse algún tiempo libre tras el alta hospitalaria, considérelo. Incluso un día de descanso puede ayudarte a reflexionar sobre los cambios en tu cuerpo, tus pensamientos y tu forma de desenvolverte en diferentes espacios. Por supuesto, la situación de cada persona es diferente, y puede que tengas que volver a trabajar inmediatamente por motivos económicos.
En un entorno laboral, es crucial mantener una comunicación honesta y abierta con los compañeros con los que trabajas estrechamente. Si es posible, cuando vuelvas al trabajo, habla con tu supervisor para establecer las expectativas. Elabora un plan que te ayude a reintegrarte para que puedas ponerte al día y alcanzar el máximo rendimiento. Las conversaciones sobre las expectativas son tan beneficiosas para tu supervisor y tus compañeros como para ti. Independientemente de los cambios físicos (por ejemplo, disminución de la fuerza, de la marcha) o cognitivos (por ejemplo, de la memoria, de la capacidad para utilizar un ordenador o de la capacidad de planificación), es importante reconocer que la vida no continúa exactamente igual que antes de la parada cardiaca.
Intente no compararse ahora con usted mismo antes de la parada cardiaca. Tome la vida y su recuperación paso a paso y día a día. Intente establecer un horario de trabajo más flexible que le permita hacer pequeñas pausas para volver a centrarse o alejarse de tareas abrumadoras. Recuerda que los cambios en tu carga de trabajo pueden llevar tiempo y que tu jornada laboral puede ser un poco diferente de lo que era antes. No pasa nada.
Confía siempre en tus instintos y sé sincero contigo mismo. Si algo no te parece bien, habla con alguien de confianza. Es importante expresar tus preocupaciones, ya sea verbalmente o por escrito, para que te ayuden a resolverlas y a averiguar si el problema tiene solución. Si no lo es, a veces está bien alejarse y darse permiso para no resolver todos los problemas que se le presenten.
También es posible que te sientas triste y desanimado por no sentir inmediatamente lo mismo por un trabajo que en su día te proporcionó alegría y satisfacción. Puede asustarte sentir esto y preguntarte si alguna vez podrás volver a ser como antes. Recuerda que, en algunos casos, esto puede ser a corto plazo. No hay ninguna razón por la que, con el tiempo, no puedas reintegrarte en tu vida laboral -posiblemente de una forma nueva- y sentirte aún más realizado profesionalmente de lo que estabas antes. No pierdas la esperanza. Ve día a día, paso a paso.
Gracias a nuestros colaboradores
Katrysha Gellis y Danielle Rojas
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